Imagina qué pasa cuando alguien te pregunta "el Titanic fue invadido por extraterrestres, ¿verdad?"
Seguro volteas riendo entre dientes un poco incrédulo y respondes la pregunta con un detalle tan enorme explicando lo que realmente pasó con el Titanic.
¿Qué sucedió?
La respuesta es bastante simple. Es un experimento extraño en las redes sociales que muestra hallazgos inusuales cuando alguien, de forma deliberada pregunta algo completamente incorrecto.
Generalmente, nuestras mentes tienden a corregir las cosas mientras vamos por la vida. Según un investigador, esta tendencia humana a corregir a los demás se puede utilizar como una herramienta estratégica para incrementar el compromiso en una conversación en un 80%
Pero, ¿cómo se supone que decir algo incorrecto aumenta la conversación?
La disposición humana se llama "Ley de Cunningham". Un fenómeno que se percibe que afecta el comportamiento humano en mitad de una discusión.
Pregunta cosas absurdas para obtener respuestas inteligentes
La ley de Cunningham indica que "el mejor modo de obtener la respuesta correcta no es hacer una pregunta, es ofrecer la respuesta incorrecta".
Como su nombre indica, la “ley” se ha denominado así en honor a Howard Cunningham, programador informático y creador de la primera Wiki en el año 1995. Ward forma actualmente parte del comité asesor de la Fundación Wikimedia, aunque no tiene nada que ver con la formulación de la ley que lleva su nombre.
Steven McGeady, antiguo ejecutivo de Intel, “aportó” esta particular ley en la Weekend Competition: Schott´s Law donde se invitaba a los lectores a generar nuevas leyes.
Según el propio McGeady, el ejemplo más claro de la Ley Cunningham (y la razón de su nombre) no es otro que la Wikipedia, el gran diccionario digital de nuestros tiempos es el espacio donde cada día se produce el efecto de la ley, donde una información falsa o errónea es rápidamente corregida por otra persona.
Por lo tanto, si deseas respuestas inteligentes y certeras, no hagas una pregunta. En su lugar, da una respuesta incorrecta o haz una pregunta de tal manera que ya contenga información incorrecta. Es muy probable que la gente te corrija.
Poco lo saben, pero tú ¡los estás investigando!!!
Por poner un ejemplo, si una profesora en una clase muestra a uno de los niños una foto de un elefante y le pregunta "¿qué es esto?" hacen todo menos responder. Pero si les dijera, "esto es una jirafa", todos se pondrían de pie y gritarían "¡no, es un elefante!" - y de repente todos se involucran en dar la mejor respuesta correcta.
Y funciona sorprendentemente bien en adultos.
Considerar que tú ignoras el tema en el que ellos tienen conocimiento, les da algo de autoridad en la conversación y eso aumenta su confianza.
As{i que, si te encuentras con situaciones de aburridas, charlas triviales, o no sabes cómo comenzar una plática, esta disposición humana puede ser útil la próxima vez que desees evocar una conversación interesante.
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