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Todo mundo tiene un o varios escenarios que desearía se hicieran realidad, la cosa es que a base de pura imaginación y nada de acción el sueño se queda en eso: en un sueño nada más.
Un anhelo que no tiene un plan para hacerse realidad siempre lleva la frase “algún día”, y el “algún día” es tan ambiguo como la palabra “ahorita”, que aquí en México sabemos que es una medida de tiempo que significa “entre 5 minutos y 10 años”.
Dicen que definir es limitar y en este caso no es algo malo, sino algo necesario. Nada de “algún día”, si quieres que se haga realidad tienes que definir para cuando quieres lograr ese deseo y cómo lo planeas hacer. Fechas y cantidades.
Convierte tu deseo en comportamiento:
Digamos que lo que quieres es conocer Japón.
Si ya sabes cuanto te cuesta el viaje y ya decidiste que quieres que suceda a fin del próximo año, ya tienes una idea de cuánto tienes que juntar mes con mes de enero a diciembre.
Este es un paso en el que creas un compromiso contigo mismo, como un contrato que si no cumples, el que pierde eres tú. Para muchos lo complicado no es comprometerse… sino darle seguimiento a ese compromiso, pero para ello el psicólogo Peter M. Gollwitzer desarrolló el método de “Intenciones implementadas”.
Este método convierte el "quiero ahorrar" (un deseo ambiguo sin fecha ni cantidad) en "cada vez que reciba mi sueldo, apartaré el 15% para mi viaje a Japón" (una afirmación con fecha, cantidad y propósito claro).
La fórmula es simple:
“Si [señal concreta], entonces [acción única y medible] en [lugar/herramienta].”
La acción que sabes que tienes que llevar a cabo no se queda en “después” o “a ver cuando”, por el contrario, es atada a un momento crítico que tú decides y que va a suceder.
Al hacer esto le quitas el titubeo al cerebro, pues automatizaste la acción al comprometerla a cierto “trigger” que sí o sí sucede. Esta fórmula la puedes repetir con cualquier deseo que quieras convertir en comportamiento.
"Si es día de pago, entonces transfiero $2,000 a mi cuenta de ahorro para viaje usando la app bancaria."
"Si son las 7 pm, entonces me pongo mis tenis para salir a correr 30 minutos en el parque cerca de casa."
"Si es domingo por la tarde, entonces dedico 1 hora a planificar mi semana en mi agenda."
La clave es definir de forma CONCRETA el trigger/señal de activación, la acción medible y única, y el lugar o herramienta donde suceden. No sirve decir triggers ambiguos como “Si tengo tiempo” o “Si me acuerdo”. Tampoco sirven acciones difusas como “ahorrar algo”. Y no, tampoco recomiendo querer comerte al mundo en una mordida programando 10 acciones en un trigger, al final eso solo te autosaboteará, mejor mantenlo factible y realizable.
¿Y a poco sí funciona?
Investigadores de la Universidad de Nueva York y UCLA han demostrado que esta técnica aumenta hasta un 300% la probabilidad de cumplir objetivos comparado con simplemente "tener intención" de hacer algo.
El motivo es simple: reduces la fricción entre pensar y actuar. Eliminas la fase de duda donde tu cerebro te dice "mejor lo hago luego" o "solo por esta vez no lo hago".
Soñar es algo completamente humano, y tener resistencia a la acción también lo es, pero está en uno mismo encontrar las herramientas necesarias para guiar nuestra voluntad y hacer posibles los escenarios que anhelamos.
No esperes a que tus sueños se vuelvan realidad, conviértelos en metas y tú hazlos realidad.
Con información de: Moris Dieck. Asesor financiero y consultor de negocios
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