Y como a veces sucede, al inicio del año, nos planteamos nuevos propósitos y metas para enmendar nuestros malos hábitos y regresar a la disciplina que soñamos. Comparamos nuestros propósitos con el año anterior y estamos llenos de motivación y entusiasmo para llevarlos a cabo. Sin embargo poco a poco caen en el vacío y olvidamos nuestros propósitos, y a estas alturas ya hasta se nos olvidaron.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué abandonamos tan pronto las buenas ideas que tuvimos al inicio?
Es común llenarnos de propuestas nuevas; sobrecargarnos con metas y metas y más metas que no cumplimos. Nuevas cosas que hacer, más proyectos que tampoco llevamos a cabo. Muchas veces estamos completamente llenos de propuestas incumplidas. Estos objetivos que no iniciamos o dejamos a medias se convierten en frustraciones, estorbos, sin sabores y nos hacen sentir una pesadez constante.
Ahora que nos encontramos en la mitad del 2023, ¿Por qué no retomar el camino?
La propuesta es que nos liberemos de esa carga que no sirve para nada. Soltemos y cancelemos todo lo que no funcionó en nuestra vida. Soltemos lo que no logramos y lo quitemos de enfrente. Mientras más veamos lo que no hicimos, más fuerte es la emoción negativa que emana de ella. Para cambiar una programación, hay que cancelar lo que no funciona, para poner en su lugar algo que sí funciona.
Una opcion es hacer una lista de las cosas que quieras eliminar de tu interior para dejar espacio fresco para las cosas que sí quieres. Proyectos sin terminar, emociones no procesadas, palabras al aire que se quedaron atascadas.
Y soltar, es soltar lo que no hicimos, pero también soltar las preocupaciones, el estrés, soltar a quienes no nos impulsan a crecer y nos “roban” energía y tiempo.
Soltemos el control sobre lo que no podemos controlar. Soltemos los problemas ajenos. Los hábitos que no convienen.
Perdonemos. Eliminemos lo inservible, lo desgastado y lo que ya caducó. Revisemos nuestro yo interno con calma.
Una vez ligero, piensa bien qué es lo que sí quieres de verdad.
Llena estos espacios con propuestas que tengan verbos de acción, en tiempo presente y con una clara intención de para qué lo quieres.
Reflexiona en cosas que de verdad convienen en tu vida profesional, personal, emocional y salud. Ahora sí puedes añadir con mayor certeza, porque ya sabes lo que es acumular objetivos que no van a ningún lado y no lo vas a hacer de nuevo. Añade lentamente y con cuidado, escoje lo que realmente quieres y puedes lograr, sin engañarte. Mande con intensidad el mensaje a su mente para que entienda y te ayude a lograr lo que quieres hacer.
De esta manera empieza una nueva etapa en tu vida y te programas para añadir lo que te sirve, lo que te impulsa a crecer, pero, eso sí, sigue soltando lo que sobra. Es mejor estar medio vacío con cosas que nos motivan, que lleno de cosas que no sirven.
Es preciso crear un espacio, un vacío, para que las cosas nuevas lleguen a nuestra vida. Es preciso eliminar lo que es inútil en ti y en tu vida, para que la prosperidad venga. Es la fuerza de ese vacío la que absorberá y atraerá todo lo que deseas.
Sin el viejo equipaje, que no contenía nada de importante para nuestro momento, la levedad se hará cargo de nuestro ser. La energía pesada del equipaje estaba manteniéndonos aprisionados y para que llegue nuestro nuevo momento, es necesario que lo viejo le deje lugar. La sensación de desprotección que creíamos que sentiríamos cuando nos sacasen el equipaje, no sucede.
Así, nos sentimos revigorizados, las nuevas energías se hacen cargo de nosotros, un nuevo ánimo se instala, una fuerza renovadora sucede en nuestro ser. Respiramos hondo, satisfechos e leves, felices con las nuevas posibilidades que se muestran ante nosotros.
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