MITOS Y REALIDADES DE LAS SMART CITIES
“El mercado mundial para las computadoras es de cinco”
Thomas Watson, IBM, 1946
Parece ambicioso y hasta irreverente, lograr que Querétaro se vaya convirtiendo en una ciudad inteligente. Así como la gente de IBM trabajó para lograr unas cuantas computadoras en el siglo pasado antes de una revolución que ocasionó que ahora todos traemos una computadora (Smart phone) en nuestra bolsa, las ciudades inteligentes (Smart City) empiezan a aparecer en diferentes partes del mundo. Y cada día serán más y estarán más cerca.
Se trata de que los servicios que presta la ciudad pongan a la persona en el centro de la toma de las decisiones. Cómo podrán vivir los queretanos de todas las colonias mejor, con más seguridad, mejores condiciones y que la tecnología les sirva, aunque ni lo noten. Es decir, una Smart City no es la que amontona recursos tecnológicos como cámaras, internet público o semáforos inteligentes, sino es la que incorpora de manera inteligente estos y otros recursos como el reordenamiento urbano o la planeación, teniendo siempre como eje el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Por ejemplo, de poco sirve tener internet gratuito en todas las plazas públicas si las personas no tienen acceso a medios de transporte eficientes para llegar a su lugar de trabajo, o si una mujer tiene que atravesar una zona industrial para llegar a su escuela o trabajo, o si un estudiante vive junto a una planta que contamina. Evitar escenarios de este tipo es fundamental cuando se piensa en mejorar la calidad de vida de las personas, por eso el reordenamiento urbano debe ser el primer paso cuando se piensa en transitar hacia la modernidad.
Las ciudades del siglo XXI reflejan un nuevo paradigma de la sostenibilidad con vastas extensiones de territorio con usos de suelo heterogéneos. Hay que lograr que convivamos en lo que sería un “barrio” con usos de suelo diversos en los que los habitantes, los trabajadores, estudiantes o amas de casa comparten, entre otras cosas, transporte y servicios públicos, pero en áreas bien planeadas y delimitadas, para evitar la inseguridad, la incomodidad por el ruido, la contaminación o los congestionamientos viales.
La ONU ha marcado el rumbo en su agenda de 17 Objetivos para el desarrollo sostenible a nivel mundial y Querétaro asume su responsabilidad para cumplirlos completamente.
Recientemente publicó Jesús Arias en la revista REAL ESTATE, Market & Lifestyle de abril de este año, que son 6 las ciudades en México con potencial para convertirse en Smart Cities, “se trata de los casos de la Ciudad de México, las zonas metropolitanas de Guadalajara y Monterrey, así como Tijuana, Puebla y Querétaro, por lo que el apoyo al desarrollo de éstas será crucial para dar a México el impulso necesario en la materia”.
El apoyo que se necesita es del Gobierno, de desarrolladores de vivienda, de industriales, comerciantes y Cámaras para elaborar un plan conjunto en el que cada sector aporte y logremos la redistribución de los espacios urbanos, lo que permitirá realmente transformar la calidad de vida de sus habitantes.
Quienes tenemos más de 40 años de edad recordaremos el caso de la fábrica Clemente Jaques en lo que entonces era el libramiento, y que, en determinado momento del crecimiento de la ciudad, quedó rodeada por casas y escuelas. Cuando se movió hacia una zona industrial, cambió la calidad de vida diaria de vecinos y estudiantes, logrando también una mejora para la propia planta, que se ubicó en un espacio más amplio, con accesos adecuados para los vehículos de carga, mejor manejo de desechos, etc. En cuanto al espacio liberado, se convirtió en un centro que da empleo a miles de personas, en contraste con los 500 empleados que tenía Clemente Jaques. Esto significó desarrollo para el Estado, las empresas participantes y prosperidad para miles de familias.
El reordenamiento urbano es la mejor herramienta para una operación de GANAR-GANAR-GANAR: Ganan los industriales, los comerciantes, el gobierno, pero, sobre todo: ganan los queretanos.
La ciudad que será Querétaro dentro de 30 o 50 años la ejecutarán nuestros hijos, pero nos toca el diseño, planeación y construcción de los cimientos de lo que será un Querétaro para más de 4 millones de habitantes que están proyectados para el 2050. Gobierno, empresarios y queretanos podemos tomar las decisiones de reordenamiento para redirigir el desarrollo y el modelo urbano en función de criterios que busquen el equilibrio entre ecología, sostenibilidad, tecnología, vialidades eficientes y uso eficiente de los recursos disponibles.
El Querétaro del siglo XXI necesita un nuevo planteamiento de desarrollo con mayor eficiencia en todas las escalas (estatal, de ciudad, de colonias, de barrios y de edificaciones) y la introducción de técnicas y protocolos que les decimos propias de Smart Cities pero que significan mejorar la calidad de vida de los queretanos. Nos toca a esta generación decidir cómo actuar ahora para construir el Querétaro de mañana.
Entre los negocios que sí tuvieron un apoyo el 32% lo recibió de algún nivel de gobierno.
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¿Te has dado cuenta tú cómo hablas?
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