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Aunque durante la pandemia se pensó que la nueva normalidad del trabajo serían las labores a distancia, y aunque las personas han vuelto a las oficinas como antes de la contingencia sanitaria, parecer ser que todavía habrá controversia para largo tiempo.
Cualquier cambio en la organización de la jornada laboral necesita décadas de adaptación para considerar si realmente funciona. La adaptación de la industria a la jornada de 8 horas no fue de la noche a la mañana, por lo que adaptar el modelo de home-office también necesitará aplicar cambios y modificaciones en su implementación y el paso de algún tiempo para exprimir al máximo sus posibilidades.
EN OFICINAS O DESDE CASA
En últimas fechas, las tasas de disponibilidad de oficinas han vuelto a la normalidad, es decir, cada vez hay más ocupación de espacios, y aunque en ocasiones la renta no se relaciona de manera directa con la vacancia, ya que este segundo elemento también depende de la inauguración de nuevas oficinas, en las grandes ciudades del país como CDMX y Monterrey la vuelta a las actividades presenciales también se nota en el precio, ya que la creciente demanda lo ha incrementado.
¿MÁS O MENOS PRODUCTIVOS?
Sobre el tema de la productividad, en la actualidad existen estudios poco concluyentes que apuntan en ambas direcciones y, mientras que los directivos se aferran a los datos que aseguran que el home-office tiene un impacto negativo sobre el rendimiento, los colaboradores lo hacen en los que apuntan en sentido contrario.
Parece ser que la elección del trabajo híbrido como solución más equilibrada que ya están implementando millones de empresas en todo el mundo para aprovechar las ventajas económicas y de conciliación laboral que aporta el home-office y los beneficios de cohesión de los equipos del trabajo presencial.
Así pues, la nueva normalidad esta “normalizando” el modelo híbrido, con entre 1 y 3 días de trabajo presencial desde la oficina, y el resto de la jornada semanal presencial desde la oficina aprovechando lo mejor de los dos escenarios.
LA PRODUCTIVIDAD MEJORA Y LAS EMPRESAS SON MÁS RENTABLES
Los datos de Stanford revelan que la productividad mejora hasta en un 25% cuando se trabaja en remoto. Sin embargo, esa cifra se estabiliza en el tiempo cuando se aplican modelos de trabajo híbrido, y baja hasta niveles negativos cuando se emplea únicamente un modelo de teletrabajo a tiempo completo.
Es decir, se mejora la productividad, pero la clave es mantenerla con una jornada híbrida. La productividad previa a 2020 marcaba un incremento anual del 1,2%, desde 2020 ha aumentado al 1,5%.
Si hay algo que a las empresas preocupa por encima de la productividad, son los beneficios. Con la llegada del teletrabajo los gastos de las empresas en oficinas, energía o servicios ha caído en picado. Muchas de ellas se han mudado a otras más pequeñas y a las afueras de los caros centros financieros. Eso ha hecho que la implantación de distintos modelos de trabajo remoto haya crecido hasta cinco veces con respecto a 2019.
LOS COLABORADORES SATISFECHOS TAMBIÉN REDUCEN EL GASTO
Un estudio de Stanford apunta a que, aplicando modelos de trabajo híbrido sobre una muestra de 1.612 ingenieros, se redujo un 35% la insatisfacción laboral con la empresa, reduciendo el porcentaje de renuncias.
Las conclusiones de Stanford coinciden con las del Informe Anual del home-office que ha publicado Workmeter, que confirman una mayor satisfacción tanto entre los supervisores, como en el resto de empleados y las empresas lo ofrecen a las nuevas incorporaciones como un beneficio para captar talento.
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